De WeBa En BoGoTá

Los días de vacaciones se van terminando, poco a poco mi Messenger va regresando a tener 60 contactos conectados (la mayoría de ellos conocidos de la escuela), regreso a estar trabajando en estudio común del tec, vuelvo a ver esas caras conocidas con las que sé que me desvelaré este semestre… en fin, el regreso se sabe cerca y pueden oírse sus pasos presurosos.
Es por eso que, antes de encontrarme de nuevo sumergida entre libros, tareas, stress y nuevos proyectos, voy a platicarles de una noticia que probablemente ya hayan escuchado.
El museo de Bogotá, en Colombia, organizó en estos primeros días del año (del 1 al 6 de enero) La “Semana de la Pereza”, una exposición en donde el espectador fue invitado a sumergirse en la holgazanería total.
El proyecto invitaba a la gente a (coloquialmente hablando) “Echar la hueva” de la misma manera que se hace en casa solo que en el interior del museo, el cual estuvo acondicionado con sillones, mesas, sillas, cojines, entre otras cosas. El público tenía permitido además llevar sus propios objetos de ocio, por ejemplo: el Xbox, películas, el teléfono celular, juegos de mesa, almohadas, agujas para tejer o un termo lleno de café.
Esta “Semana de la Pereza” se llevó a cabo en el marco de la exposición titulada “¿Estudias o trabajas?”, la cual buscaba una interpretación de la ciudad a través de objetos, profesiones, oficios e ideas de los Bogotanos. La exposición estuvo llena de elementos nacidos del contacto directo con su público: imágenes, postales con las preguntas: ¿Cómo se llama lo que usted hace y en qué consiste?, ¿Qué quieres ser cuando grande? las cuales permitieron saber de primera fuente el sentir de los bogotanos con respecto de su oficio o profesión; hubo días dedicados a determinados oficios en los que éstos se ejercían en el museo, por ejemplo: en la semana de los peluqueros, los bogotanos asistieron al museo a hacerse el corte de pelo.
En mi opinión, este tipo de exposiciones provocan un mayor tráfico de visitantes en los museos, ya que muestran de manera sencilla y enalteciente la cotidianidad de la vida, permitiéndonos conocer el país desde sus células: La gente que lo construye.