FiN De AñO eN el DF

sábado, 5 de enero de 2008


El Distrito Federal, la ciudad más grande del mundo, para muchos ésta ciudad es sinónimo de contaminación, delincuencia, tráfico en cada calle, gobierno perredista y manifestaciones en las calles de Reforma; en este fin de año, para mi fue mucho más que eso, la Cuidad de México fue…
• Un café jarocho mientras cae la noche en Coyoacán.
• Un nuevo corte de pelo.
• Pagar $2 para llegar a casi cualquier punto de la cuidad.
• Escuchar a los cantantes del metro mientras leo.
• Volver a ver a mis amigos, esos que crecieron conmigo y que guardan los mismos recuerdos que yo.
• Estar con mi familia, despertar temprano, platicar hasta la madrugada y comer todo el tiempo.
• El Antiguo Colegio de San Ildefonso, René Burri y ver el mundo a través de fotografías de momentos históricos claves.
• Darme cuenta de que el tiempo no pasa y sigo sonriendo con llamadas sorpresivas a media noche.
• Caminar cerca de la Cineteca Nacional y no poder evitar ver la cartelera (lamento no haber entrado).
• Respirar más smog de lo normal.
• Prender la tele para ver las películas del canal 11.
• Escuchar reactor y sentir que de nuevo hay una estación con música ideal para mis estados de ánimo.
• Que el aroma de mi perfume se pierda en las primeras 2 estaciones del metro.
• El museo de la Caricatura y su rica sátira acerca de la pista de Hielo del centro Histórico.
• Una plática de 2 o 3 horas en un Starbucks (no se qué es exactamente pero los de la cuidad tienen algo que los hace distintos)
• Escuchar la Z y la kéBuena en un microbús.
• Hablar horas por teléfono con gente que no veía desde hace mucho tiempo y sentir que apenas fue ayer cuando estábamos en la secundaria.
• Alimentar a los borregos y sentirme en una granja en medio de la cuidad.
• Pasar una hora en un trayecto que normalmente sería de 20 minutos.
• Ver a mis tíos regresar a su infancia frente a un Wii.
• Dejar de ver las estrellas por la capa gris que cubre el cielo.
• No bañarme durante tres días y no sentir ningún tipo de culpa por ello.
• Que mis amigos vivan a 1 o 2 horas de distancia y aún así hagamos lo imposible por vernos.
• Caminar de prisa, no porque vaya tarde sino porque es el ritmo normal de la gente.
• Que de noche las luces a lo lejos no se terminen, como si fueran las mismas estrellas que cayeron para poder ser vistas.
• Llorar sin miedo de perder algo en esas lágrimas.
• Identificar mis malos hábitos en mi familia, ser abrazada por mis tías y compartir mis historias con ellas.
• Darme cuenta de nuevo que en un espacio tan grande las diferencias son más pequeñas.
• Tener una esperanza viva hasta el último minuto.
• Volver a tener flojera de arreglarme.
• Reencontrarme en esa chica que recorre la cuidad de noche, leyendo y tomando café.
• Darme cuenta de nuevo que es posible “Un mundo donde quepan muchos mundos”
• Extrañar más de lo que me extrañan.

1 comentario:

El Rincón de Manchas dijo...

es maravilloso tener tiempo para dedicarlo a uno mismo, verdad??? que bueno que hayas disfrutado de eso :D

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