DiLuVio en LoS CuéS

Dicen que los amigos se conocen en las situaciones difíciles, que son los que te ayudan y están ahí cuando algo te hace falta. El día de ayer comprobé la veracidad de esa teoría de la manera más divertida que ustedes puedan imaginarse. Les comparto la historia.
Durante estas semanas de brigadas nuestro horario de comida es de 3 a 4, cada día comemos en una casa diferente, juntos los 7: Guille, Erika, Jaime, David, Eder, Bulos y yo. Eran como las 3:30 del día de ayer, estábamos en casa de nuestra proveedora de alimentos cuando comenzó a llover, nos apresuramos a terminar, dimos las gracias y corrimos hasta nuestro hogar [la delegación del pueblo, la cual estaba a un par de cuadras]. Llegamos apenas y medio mojados pero no nos importó mucho, la posibilidad de que las clases se cancelaran por lluvia era grande y eso nos tenía alegres [significaban más horas de RockBand y menos de trabajo con infantes]; sin embargo, la lluvia nos hizo una mala jugada solamente y de pronto el sol reinaba de nuevo.
En general la clase de manualidades es afuera, sacamos una mesita y las señoras platican alegremente al tiempo que pegan florecitas, papelitos, pintan o recortan; el sol fue tan que el piso ya estaba seco y no hubo que cambiar la clase de lugar.
Eran las 6 cuando Eder por fin se resigno a dar clase de futbol en un campo lodoso, yo seleccionaba música para la clase de baile y cada uno se preparaba para su clase siguiente. Era oficial: no iba a ser tarde de RockBand.
No pasaron más de 15 minutos cuando una tromba se dejo venir, metimos la mesa con manualidades [casi todo fue rescatado de mojarse], cancelamos la clase de baile y rezamos [es un decir] porque Eder supiera nadar en lodo. Jaime, Bulos y David tuvieron que subir al techo para poder tapar el agujero de una ventana sin cristal que tenemos en lo alto de “nuestra casa”, bajaron vueltos sopas así que les preparamos un té. La catástrofe parecía haber pasado.
Habíamos como 20 personas metidas en un cuarto como de 6m x 2m, el calor y los aromas fueron subiendo de tono, eventualmente llego Eder, enlodado y mojado hasta los huesos. La lluvia bajo un poco y algunas valientes [había un 90% de mujeres en el cuarto] decidieron irse a casa. El nivel del agua afuera era mucho, sin embargo nos sentimos tranquilos de que estuviera dejando de llover.
Una vez más la lluvia rió de nosotros. 10 minutos después la tromba se repetía y el nivel del agua aumentó al punto de meterse en nuestro lugar de residencia, una señora dijo: “Ya se les metió el agua muchachos” a lo que Guille reaccionó de una forma que no creo volver a ver en mucho tiempo: abrió la puerta, tomo una escoba e intentó evitar que más agua se metiera [sin mucho éxito], esto hizo reaccionar a todos y nos pusimos a “sacrificar” toallas para tapar la entrada del cuarto donde están nuestras cosas, los chicos llenaban bolsas con arena para tapar, levantábamos todo lo eléctrico para evitar accidentes, trapeábamos el agua que ya estaba dentro, etc.
Llegó el granizo y por lo tanto el agua no dejó de subir, era hora de escoger si: reír o llorar. Elegimos reir. Jaime hacía angelitos recostado en el agua, Bulos, Erika, Guille, David y Eder jugaban a lanzarse agua en los charcos, las señoras reían con nosotros y yo tomaba fotos. Después de un rato de nuevo era solo lluvia, comenzamos a sacar a las niñas, ayudándolas a cruzar la plaza para que fueran a sus casas. Los chicos localizaron por fin una coladera, estaba tapada por el granizo así que procedieron a destaparla y a sacar el agua que había en la plaza con cubetas. Las chicas nos quedamos sacando el agua de la casa, secando pisos y limpiando el desastre que había quedado dentro.
Cuando por fin todo estuvo más tranquilo los chicos se percataron de una caída de agua que bajaba del techo, Eder consideró que podía hacerla de regadera y se metió al chorro, luego Jaime, luego Bulos… David, yo seguía mirando a los toros desde la barrera, tomando fotos. De repente jalaron a Erika para que también se diera un regaderazo, luego a Guille [yo estaba feliz de ser la más seca y la que tenía la cámara en la mano], no sé en qué momento Erika me quitó la cámara y al fin mis privilegios terminaron, de un momento a otro estaba debajo del chorro de agua helada, riéndome de mi suerte.
Al final nos tomamos fotos, nos abrazamos como pingüinitos, nos reímos, jugamos y nos cambiamos. Cenamos hot-dogs, todos estábamos cansados y muertos de hambre. Durante la sobremesa Bulos dijo “Fuego”, todos pensamos que era una broma pero no, afuera había una faro haciendo corto circuito, nos reímos de nuestra suerte.
Salimos, nos tomamos fotos y lanzamos algo de agua a la fuente del fuego, se apagaba a ratos pero después volvia a encenderse [como esas divertidas velitas de cumpleaños], tras varios intentos logramos que al fin se apagara.
Cuando entramos a la casa todos maldijimos a nuestro “anfitrión”, el delegado de la comunidad [que había brillado por su ausencia], nadie quería dormirse por el temor de que volviera a llover. Inflamos los colchones y pusimos “El Padrino” en el DVD, esas tres horas de película fueron ayudándonos a dormir [sobre todo a Jaime], en definitiva un día para recordar.

Sí, les debo las fotos de nuevo... tendré k hacer una entrada completa de fotos próximamente.

Miss me...