HisToRiaS DE VeRaNo

miércoles, 30 de julio de 2008

Creo que no lo había mencionado antes pero, este verano fui voluntaria en un curso de “Medios de Comunicación Alternativos para niños, niñas y adolescentes”, fue una buena experiencia. Una de las actividades que se realizaron fue la de escribir una historia a partir de 4 temas previamente desarrollados por los niños, estos temas eran: las vacaciones, la nueva línea del metro, la feria de Tláhuac y las Trajineras; el objetivo era construir una historia llena de fantasía con estos elementos… no pudieron darme una mejor actividad. Les comparto esta historia construida entre gritos, ideas, colores y reclamos infantiles.

El verano en Tláhuac.

Todo comenzó un día caluroso de verano, los niños estaban aburridos en sus casas –las vacaciones estaban apenas comenzando- así que decidieron salir a jugar juntos, quedaron de verse en el embarcadero de los Reyes. Poco a poco los niños fueron llegando, uno a uno iban subiendo a las trajineras hasta que de pronto hubo más de 4 embarcaciones navegando sobre los canales del lago de los reyes. En el camino, los niños iban platicando y jugando, muchos de ellos narraban historias o leyendas acerca de cosas increíbles que habían pasado a sus abuelos, tíos, primos o conocidos; que si la llorona, que si el cincuate, el degollado, las historias iban y venían en todas direcciones. Conforme pasaba el tiempo el ambiente se vio cubierto por una pesada bruma, las historias de terror cesaron y los chistes hicieron su aparición para intentar contrarrestar el escenario tétrico que comenzaba a formarse. Silencio.

De repente Dilan gritó “Miren”, los demás niños voltearon en la dirección señalada. A lo lejos podía verse una planta de tallo grueso y ramas retorcidas, no era un árbol, daba más la impresión de ser una enredadera gigante. Todas las trajineras navegaron hasta esa curiosa planta. Saúl y Axel, siempre los más intrépidos, bajaron rápidamente a explorar; se detuvieron al pie de la planta y voltearon hacia arriba, era como un cuento vuelto realidad, por más que miraran hacia lo alto no podían ver el final de la planta, parecía infinita. La curiosidad invadió a los niños y uno a uno comenzaron a escalar esta gran planta, Lupita, Santiago y Dulce fueron los primeros en llegar a la cima.

Una vez arriba encontraron tierra firme, parecía que algunas nubes eran lo suficientemente duras como para caminar sobre ellas y las otras, las que eran blandas, estaban hechas de algodón de azúcar de colores. Allá arriba parecía haber una fiesta, se oía música, risas y a lo lejos podían verse las luces de los fuegos artificiales. Ilse, curiosa como siempre, se puso a indagar acerca de la razón del festejo hasta que consiguió averiguarla; se trataba de la feria de San Pedro Tláhuac y –solo por hoy- los juegos mecánicos eran gratuitos. Todos los niños se dispersaron entre las diferentes atracciones que ofrecía la feria: las canicas, el tiro al blanco, las sillas voladoras, etc., algunos fueron a comer elotes, hamburguesas y otros antojitos, había para todos los gustos.

Fueron tantas las aventuras de esa tarde que llenaríamos hojas completas si narramos cada una de ellas, sin embargo nadie deja de asombrarse cuando Emiliano cuenta acerca del carrito chocón volador que tuvo la oportunidad de manejar, o cuando Jafet cuenta acerca de las maravillosas creaturas que vio en la casa de los animales raros, cuando Lolita cuenta acerca de cómo el dragón de la feria era un dragón de verdad, incluso cuando platican acerca de cómo Irene casi fue alcanzada por un torito mecánico que repentinamente cobró vida. Aquella vez se divirtieron como pocas veces en su vida.

Sin embargo la noche se iba acercando y los niños tenían que regresar a sus casas antes de cayera por completo la noche. La primera en mencionar el regreso fue Katty, tenía que regresar para ayudar a su mama con algunos quehaceres así que se apresuró a buscar de nuevo la rama que los había guiado hasta aquí; en cuanto la encontró intentó poner un pie en ella pero, al mirar accidentalmente hacia abajo, el miedo a las alturas la invadió y de un salto estuvo de regreso en una de las firmes nubes.

Amablemente Jafet buscó una segunda alternativa, había visto a lo lejos una estación del metro y sugirió ir a ver si estaba en servicio, seguro así llegarían más rápidamente. Al no ver alternativa alguna posible todos los niños lo siguieron.

Pronto llegaron a la estación del metro; el encargado –que curiosamente resultó ser Mario Bros- les dijo que, a pesar de que aún no estaba en servicio oficialmente, los iba a llevar en metro a sus casas. Dicho esto todos los niños subieron al vagón y se sentaron en los muchos lugares que estaban libres. Mario se puso al mando y despegó entre las nubes de algodón de azúcar, traviesos Axel y Saúl sacaron la mano para tomar un poco “para comer en el camino” como ellos mismos dijeron. Tras unos segundos estaban volando ya, Mario hizo que el vagón pasara muy cerquita de la luna y pudieron ver que era cierto que había un conejo blanco en ella. Tras un breve paseo por el cielo, uno a uno los niños fueron dejados en las puertas de sus casas, todos ellos entraban emocionados a contarles sus aventuras a sus padres y hermanos. Creo que a muchos no les creyeron del todo pero eso no importó mucho, todos ellos lo habían vivido y tenían muchas aventuras en común, todos fueron muy amigos a partir de el día aquel. Esa noche nadie durmió, se dedicaron a ver por la ventana al conejo blanco de la luna, preguntándose si él los había visto pasar, si él sabía que todo había sido verdad…

¿A poco no es maravillosa la imaginación de nosotros los niños? [Sí, el detalle del conejo fue mi idea]

No hay comentarios:

CoUnTinG


Estadisticas web